Uno de los métodos más utilizados en el tarot es el de tirada, y dentro de esta técnica, el que más se usa es el de Cruz Celta. Se barajan las cartas y se reparten en la mesa, un número determinado y boca abajo, luego se les da la vuelta, y se les da un significado, con el valor de las cartas o la imagen que representen, en la posición en la que estén colocadas (de frente o de vuelta), y dependiendo de las carta adyacente, ya que tienen relación y significado en cadena.
La complejidad que tiene de depender de la carta de al lado, hace que no todas las tiradas sean iguales, ni siquiera la misma carta en distinta posición, lo que hace tener diferentes lecturas. Esta complejidad a su vez, hace que el tarot se convierta en algo impredecible para los tarotistas amateur o poco experimentados, y haga que su interpretación o respuesta que se pueda dar sea errónea o incorrecta.
Parece increíble, pero el estudio de las cartas y el posicionamiento que toman a la hora de la tirada, requiere de un estudio específico, por eso hay que estar bien preparado antes de juzgar en el juego del tarot, y no llenar el juego de falsas profecías.