Este es el tarot más difundido a nivel mundial y se debe lógicamente a que fue creado en la ciudad francesa de Marsella. En su forma más tradicional, el juego está compuesto de 78 cartas: cincuenta y seis arcanos menores y veintidós arcanos mayores, aunque a veces se distinguen las dieciséis figuras de corte de los arcanos menores en número de cuarenta.
Hay exactamente tantos arcanos mayores como letras del alfabeto hebreo y su número es «el de las veintidós vías de la Sabiduría, el de los senderos que unen entre sí a las diez Sephiroth, los sublimes principios metafísicos de la Cábala judía».
Los dibujos representados en las cartas están vivamente coloreados, siendo la simbólica de los colores dominantes del Tarot:
-Ocre rosa, carne, indicando siempre lo que es humano o lo que está ligado a la humanidad (caras, cuerpos, construcciones).
-Azul, color nocturno, pasivo y lunar, es el color del secreto, del sentimiento, del ánima, de los valores femeninos por excelencia.
– Rojo, color macho, de la fuerza interna, de la energía potencial, de las manifestaciones del animo, de la sangre y del Espíritu.
-Amarillo, color ambivalente es al mismo tiempo el color de la tierra y el del sol, el de la riqueza, de la miel, las cosechas, y el de la luz intelectual en su pureza de oro inalterable.
A través de estos conceptos se puede aprenderé mucho y es que se da una visión en la que las personas se distribuyen para que el tarot puedan conseguir los objetivos que se marquen y es que de esta forma pueden conseguir los datos que les hagan falta, sobre todo en las enseñanzas que les hagan falta a las personas para poder seguir adelante.